La televisión por cable comienza a tener los días contados. El océano de nuevas tecnologías con acceso directo a contenidos de Internet amenaza con ahogar un sistema de televisión que sacó billete en el Titanic. ¿Podría ser el fin de la televisión por cable?.
Son varias las variables e informaciones que hacen pronosticar el fatal desenlace para este modelo tradicional, por un lado, según la información aportada en 2015 por Experian Marketing Services las suscripciones al cable o al satélite que incluyen paquetes básicos de cientos de canales sufrieron un descenso del 6% entre 2006 y 2013, coincidiendo con el inicio de plataformas como Netflix. A este nacimiento, en estas fechas, debemos añadir el auge de las nuevas plataformas de vídeo bajo demanda por streaming (VOD). Esto es, HBO y Amazon Prime Vídeo.
Parece evidente que el usuario puede, con sólo pulsar un botón en su Smart-tv o en sus dispositivos móviles conectados a Internet, acceder a ver todo tipo de series y películas, cuándo quiera, dónde quiera y cuántas veces quiera, sin estar sujeto a horarios de programación.
Otro estudio de Nielsen documenta el descenso en consumo de horas de televisión semanales entre los jóvenes de Estados Unidos, pasando de 24 horas en 2011 a tan sólo 16 en 2015. Por otro lado, este estudio también demuestra que el vídeo por Internet se ha convertido en una opción alternativa a la televisión tradicional. Los usuarios entre 18 y 24 años dedican 22 horas mensuales.
Por otro lado, los usuarios de televisión por cable, aunque disponen de una cantidad elevada de canales a su disposición, según las encuestas, habitualmente sólo visionan 10 canales.
El consumidor de contenidos audiovisuales ha evolucionado adquiriendo el rol de usuario empoderado y ejerciente, de tal manera que decide más que nunca, qué quiere ver, dónde, cuántas veces y cuándo desea verlo. Este nuevo consumidor conoce que el procedimiento es tan sencillo como consumir contenido gratuito de canales ofrecidos por Internet.
Hasta ahora el panorama se dibujaba de esta manera, pronosticando un descenso de contrataciones de televisión por cable por todo lo apuntado hasta ahora. Pero la evolución del servicio de contenidos audiovisuales no acaba aquí. La red social Facebook lanzará en junio alrededor de 24 programas propios.
Según Busines insider, Facebook se ha reunido con productoras para crear series que tendrán una duración entre cinco y treinta minutos que podrán visionarse en la sección de vídeo de la red social.
Tampoco acaba aquí el tema, ya que Youtube se une a la lista de empresas tecnológicas que están produciendo su propio contenido.
No es difícil pronosticar que tanto Facebook como Youtube sacaran la chequera para hacerse con series de grandes presupuestos y producciones cortas de emisión diaria.
Por otro lado, existe una razón muy potente para que estos dos grandes empresas tecnológicas hayan puesto sus ojos en el negocio de los contenidos audiovisuales y es que desean que el usuario permanezca el mayor tiempo posible en el interior de sus plataformas. Los casi 2000 millones de usuarios que cada mes entran en Facebook podrán ver las nuevas series a partir de junio. Una audiencia nada desdeñable.
En el caso de Youtube, la plataforma de vídeo online por autonomasia, quiere ofrecer 40 series a sus usuarios con presupuestos cercanos a los realizados por HBO.
Por si fuera poco, otro más, el más joven de la pandilla, Snapchat, quiere apuntarse al carro aportando contenidos audiovisuales exclusivos para ver en vertical a través de la sección Discover junto a un gran volumen de contenidos producido por medios digitales.
Apple, por su parte, producirá series que se emitirán a través de Apple Music para sus más de 22 millones de suscriptores de pago.
El denominado Internet de las cosas es un sector lleno de posibilidades, no sólo en cuanto a hacer la vida más fácil al usuario, sino que abrirá nuevos mercados en el canal, abriendo un nuevo flujo de capital para las empresas que así lo crean.
En 2016 existían unos 6.600 millones de dispositivos conectados a Internet. Los pronósticos elevan esta cifra a 22.500 millones para el año 2021.
Con estas perspectivas, podemos pronosticar una inevitable evolución del consumo de contenidos por Internet que hará bajar la balanza de un modelo tradicional como es la televisión por cable.
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